CRISTINA ASTILLEROS. Process Room 2011

CRISTINA ASTILLEROS. Process Room 2011

La Cámaras de las Maravillas o Gabinetes de Curiosidades designan los lugares en los que durante la época de las grandes exploraciones y descubrimientos siglo XVI y XVII, se coleccionaban y se presentaban una multitud de objetos raros o extraños que representan todos o alguno de los tres reinos considerados en la época; animalia, vegetalia y mineralia.

En general en los cuartos de maravillas se exponen las curiosidades y hallazgos procedentes de nuevas exploraciones o instrumentos técnicamente avanzados, en otros casos se atesoran cuadros y pinturas, pudiendo ser considerados los precursores de los actuales museos de arte. Aparecieron durante el Renacimiento en Europa. Las Cámaras de las maravillas son los antecesores directos de los museos. Tuvieron un papel fundamental en el despegue de la ciencia moderna aunque reflejaban las creencias populares de la época (no era raro encontrar sagre de dragón o esqueletos de seres míticos). La edición de catálogos, generalmente ilustrados, permitieron un acceso al contenido para los científicos de la época. Las Cámaras de Maravillas desaparecieron durante los siglos XVIII y XIX. Los objetos considerados más interesantes fueron reubicados en los museos de arte y de historia natural que se comenzaban a crear. Tuvieron gran importancia en el estudio temprano de ciertas disciplinas de biología al crear colecciones de fácil acceso de fósiles, conchas e insectos.

 

© Cristina Astilleros

 

En este ambiente de magia y misterio, de animales míticos y mundos nuevos, Cristina Astilleros ambienta su nueva serie al resurgir de nuevas bestias entre los amasijos de los nuevos tiempos donde encontrarán un hueco para comenzar su gestación. Pues así, con desconsuelo y fuerza, resurgen las bestias de la reciente era. Grandes animales, de aspecto sobrio y taciturno crecen por doquier mostrando sus recientes extensiones articuladas. Asombrosas extremidades para forjar el carácter pesimista de los nuevos tiempos. Hablamos, pues, de bestias que mutan para adecuarse al medio en el que, a causa del egoísmo humano, les ha tocado vivir. Regentan nuestros pasados bosques y ciudades convertidas ya en amasijos de imprudencia y desconsuelo. Paisajes grises y de naturaleza muerta rodean el nuevo hábitat casi inhabitable que estos grandes, enormes, monumentales animales deben consumir.

 

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