ENTREVISTA PAMEN PEREIRA

ENTREVISTA PAMEN PEREIRA

La sensación que tengo cuando me reúno con Pamen Pereira para realizar esta entrevista, es la sensación que uno tiene cuando se reúne con alguien que lleva años indagando y trabajando en su labor de una forma seria y contundente. Y es que Pamen  es casi una investigadora de la esencia de los objetos, una arqueóloga del tiempo, que comprenden el mundo a través de un pequeño agujero, que solo le devuelve preguntas. Hablar sobre su trabajo es indagar en lo espiritual, alcanzar lo más sublime a través de la reflexión sobre lo más cotidiano y a la vez lo más trascendental. Eso es lo más destacable de su trabajo, como consigue una atmósfera sutil y leve utilizando para ello elementos dotados del peso de la existencia. Pamen Pereira nace en Ferrol y ha construido una carrera estable y comprometida con su modo de concebir el mundo,  ahora he tenido la oportunidad de hablar con ella y profundizar en su trabajo con motivo de la exposición “Tampoco el mar duerme”  comisariada por Miguel- Fernández Cid en galería Astarté de Madrid dentro del festival "a3bandas".

Hola Pamen, primero me gustaría agradecerte que hayas querido charlar y profundizar conmigo un rato acerca de tu trabajo. Me gustaría comenzar esta conversación hablando de una parte de tu obra que a mi, personalmente me interesa mucho, y es la “levedad”. Me interesa,  porque siempre he creído en esa incesante lucha “Kundariana” de la materia y lo espiritual, “esa insoportable levedad”, que nos hace sentirnos trascendentes y por lo tanto preguntarnos. ¿Cómo nace en ti esa necesidad por querer atrapar con tu obra el concepto de “levedad”?

Hola Eduardo, agradezco tu interés por saber que está pasando en el fondo de la exposición. Me gusta hablar de mi trabajo cuando encuentro a un interlocutor interesado en profundizar. Como sabes, estoy interesada en el imaginario del vuelo desde hace algún tiempo. En los últimos años he creado muchas esculturas flotantes, paisajes desarraigados suspendidos en la nada con el lema No hay orilla también instalaciones aéreas donde volaban cientos de golondrinas de chocolate y levantaban los objetos Un solo sabor. En el siguiente paso estos objetos levitaban (sostenidos todavía por cientos de hilos) por si mismos desafiando la lógica fuerza de la gravedad, lo titulé This is a love story.

La imaginación es liberadora y tiene el poder de crear y deformar la percepción de la realidad. Yo pongo en práctica la imaginación material de la que habla Gastón Blachelard en su libro El aire y los sueños, esta propone pensar la materia, soñar la materia, vivir la materia mas allá de las formas, materializar lo imaginario. En el caso del aire, el movimiento supera a la sustancia, ya es que el aire es el menos material de los cuatro elementos.
Justamente el concepto de levedad no atrapa sino que libera.

Uno se da cuenta enseguida que en tu trabajo se dan las dos premisas, el “peso” y la “levedad”, emparentados, enfrentados, creando una tensión, para remarcar la diferencia. Tu ¿Cuáles crees que son las diferencias? ¿Qué propiedades hace a lo “leve”, sutil y a la “materia”, pesada?

Utilizo muy a menudo ese encuentro o aparente enfrentamiento de contrarios. En las instalaciones aéreas se pone en evidencia y contraste algo de lo que normalmente no somos conscientes, el aire, ligero y sutil y lo denso, la materia, el peso y la gravedad. En estos trabajos bajo una apariencia lúdica y amable hay un fuerte dramatismo. Aunque la realidad parece ser contundente y a pesar de la evidencia de la gravedad, todo es tremendamente frágil. La solidez de nuestro propio cuerpo es sólo aparente y la existencia es un delicado espejismo. Todo pende de un hilo.

Los objetos son las formas que adopta la materia, atrapados en el espacio tiempo, y están prisioneros de su propia consistencia, cuando levitan ingrávidos transportan al contemplador a una dimensión atemporal, a un espacio onírico, liberador, en el que desaparecen presente pasado y futuro. Aquí la gravedad parece un sueño. Ahora los objetos no necesitan ninguna fuerza exterior para moverse, generan su propio impulso ascendente y levantan su propio vuelo. La imaginación dinámica les otorga el don de volar como si fuera parte de su propia naturaleza. En la propuesta que hay ahora en la galería rescato una de las ideas de mi imaginario, la columna vertebral, en este caso son vértebras de vaca, les coloco las alas y las pongo a volar. Utilicé repetidamente la imagen de la espina dorsal hace ya mucho tiempo a modo de columna–soporte, puente, árbol de la vida, cordillera... En esta ocasión la recupero poniéndole alas a cada una de las vértebras, solo que en este caso las alas son de plomo. Cada una se mueve y aletea independientemente de las otras deshaciendo lo que se supone un conjunto inseparable...Tal vez la muerte vuele con alas de plomo.

 

© Madridartprocess
 

¿Crees que tiene algo que ver con nuestro sentimiento de trascendencia? ¿Con los apegos y con lo que dejamos ir?

Sí,... la verdadera trascendencia es tomar conciencia de lo efímero y acordarnos de lo impermanente de nuestra existencia, esto nos revela la eternidad en la que se sostiene cada instante. Esta es la verdadera historia de amor, se rompe el yugo creado por la gravedad y el peso de la existencia; se libera el amor a la vida, a lo que nace y a lo que muere, amor al destino y al azar. Al dejarse llevar por ese vuelo, soltar y dejarlo ir, aceptar que está suspendido en la nada es cuando todo encuentra reposo.

En muchos de tus trabajos veo que utilizas objetos encontrados, un extraño azar que ordena el universo para que te los encuentres y te encajen a la perfección para desarrollar posteriormente tus obras. Cuéntame esto un poco, ¿Cómo es el proceso de creación desde que te encuentras el objeto, hasta que compones la obra?

Mi proceso creativo está casi siempre inspirado en mi experiencia vital, en las cosas que me rodean. Está dirigido por un impulso, a veces no racional y por la confianza que me ha dado la experiencia para dar pasos que siento necesarios aunque no sepa porqué. Casi todas las obras tienen origen en la experiencia de estar vivo, y a veces el proceso se dilata años en el tiempo como la recolección de las escamas que cada año renuevan las tortugas de mi estanque, el work in progress lleva en este caso 14 años… Igualmente las plantas aéreas que utilizo para los jardines voladores las cuido durante años y las voy multiplicando y dándoles forma, viendo como florecen cada primavera. Me siento cómoda en ese realismo mágico que se alimenta de todo lo que me sucede. Las imágenes se van despertando unas a otras como una cadena imparable. La vida es más interesante cuanto más atento estás.

¿Existe una especie de aparente “destino” que hace que esos objetos que utilizas lleguen a ti y acaben fusionándose? ¿Crees que los objetos tienen memoria?¿De algún modo podrían ser acumuladores de entornos?

Pues supongo que sí, en general casi todos los materiales que utilizo van viniendo a mi, trabajo con lo que tengo y con lo que se me aparece. Acepto destino y azar, en ambos casos hay que estar receptivos y con los ojos bien abiertos Los materiales que utilizo forman parte de mi vida, puedo utilizar todo tipo de cosas, muchas veces tienen o han tenido relación conmigo o  la tendrán y yo aun no lo sé, o la relación surge en cuanto los elijo. En cuanto a raíces y árboles aprovecho plantas que se han secado, las preparo, están conmigo tiempo sumergidas en el caos, a veces años, hasta que llega su momento en que surge la chispa que les vuelve a dar otra vida…

Lo que busco en ellos parte de la necesidad de observar y de redescubrir el mundo cada vez, en cada trabajo, buscando un orden interno que surge de una manera de trabajar aparentemente caótica, y muy intensa que reconozco que a veces es arrolladora. Hace un tiempo modelé una gran oreja en arcilla que he ido poniendo sobre determinados materiales que tenía entre manos para que los fuera escuchando profundamente, como una proyección mía en la que no actúo desde el conocimiento racional sino desde el conocimiento intuitivo. Quizás esa oreja pueda escuchar esa memoria de las cosas que la estructurada mente no es capaz.

© Madridartprocess

He observado que muchos de los títulos de tus obras están formados como si se tratara de un juego de palabras agregadas, ¿Es también esto parte del proceso de adhesión de unos objetos a otros?

Más que un juego de palabras es un juego de ideas, ninguna palabra está junto a otra azarosamente. Me gustan los "koan Zen" porque desestructuran el pensamiento en función de una comprensión intuitiva mayor. Cada palabra o cada paso me conduce al siguiente aunque algunas veces no conozco la razones internas del proceso hasta llegar al último movimiento. Así unas veces con más facilidad que otras consigo ordenar nuevamente el caos inicial y los objetos se adhieren como tu dices. Por ejemplo en "el caballo blanco penetra la flor de la caña" es un koan, aunque tardé algún tiempo en descubrir el misterio, del asta de ciervo que rondaba ya algún tiempo por el estudio y la flor de palmera seca que me había encontrado en un paseo por el campo, sabía que estaba ahí. Cuando me di cuenta la flor y el asta de ciervo encajaron con una precisión inaudita el uno en el otro, como dos amantes, las estrías y arrugas de la superficie de la flor continuaban en el asta de ciervo en la misma proporción y con la misma curvatura, aquí mi gesto fue mínimo aunque rotundo. Ensamblé el asta de ciervo con precisión de joyero en la flor de palmera. Encontré fácilmente el punto de equilibrio para que todo se sostuviera mágicamente de un sólo hilo y poder hablar o guardar silencio, sobre la interdependencia de las cosas, me convierto en ti, te conviertes en mi... lo que parecía independiente se hace unidad.... animal, vegetal, y con un pequeño gesto conseguí un equilibrio impecable.

En tu trabajo vemos referencias a esa chispa o instante que encendió o incendio el universo. Una “pulsión”, una fracción de segundo, donde se pasó de la oscuridad total a un movimiento sin retorno. ¿Que es para ti esa “pulsión”?

Impulso, latido, estallido, comienzo a cada instante, vibración, muerte y nacimiento sin fin, vida.

La “pulsión” es movimiento, es comienzo, pero también existe en esa fuerza natural imparable la presencia de un cierto “equilibrio”. En tu trabajo observamos que muchas de tus obras se suspenden en el “vacío”, pero que mantienen el “equilibrio” controlando la “ingravidez”. ¿Qué significa para ti mantener ese equilibrio, esa equidistancia entre fuerzas?

A cada paso que doy rompo el equilibrio que había conquistado y empiezo la búsqueda del nuevo. Me gusta situarme en posiciones de riesgo y asomarme a eso que no conozco y me tienta. Cada vez que emprendo algo salgo más lejos de mi zona de confort y pongo los límites más allá, con todo lo que eso implica, de alegría, sufrimiento, satisfacción, insatisfaccion,  ansiedad y concentración, a veces me siento un microbio y otras invulnerable! hasta que pillo una gripe que me hace regresar al mundo de los humanos. Eso implica estar cada vez rompiendo el equilibrio conocido en busca de nuevos desafíos nuevos riesgos y nuevos equilibrios..

Este equilibrio también hace referencia el sombrero recubierto de la cera goteada de tantos dibujos de fuego y humo, el sombrero con una vela encendida en la parte superior, se sostiene en el aire gracias a la fuerza magnética. Magnifica la intensidad del espacio entre el sombrero y la peana! Quizás ese espacio de intensa energía, aparentemente vacío sea la parte más importante de este trabajo, no hay nada visible pero en él está la presencia de fuerzas de atracción-repulsión trabajando a muchísimos gauss de potencia para alcanzar la ecuanimidad y mantener el sombrero y la luz de la vela en el aire. Después de enredarme en tantos hilos ya había que dar un paso más allá.

En trabajos como “El emperador” , “El mundo visible es sólo una excusa” o “El caballo blanco penetra la flor de la caña” tomas referencias de la montaña, del mar, de los animales, de los árboles, de elementos de la naturaleza. ¿Por qué esa necesidad de trabajar con el propio objeto o elemento de la naturaleza?¿Es una cuestión de honestidad a la hora de comunicar?

La Naturaleza es lo que más me ayuda a entrar en ese submundo de lo ritual, lo instintivo, donde reside el arte para mi, en las entrañas y no en la cabeza, siempre digo que yo sigo una vocecita que me dice por aquí, por aquí… aunque todavía no sepa claramente porqué, ya lo sabré… Durante algún tiempo trabaje con el lema “El mundo entero es medicina”, estableciendo una relación absolutamente dependiente del todo con las partes y las partes con el todo. Las venas forman el mismo recorrido que los ríos en la tierra, que las raíces o las ramas de un árbol o que estas y la ramificación del sistema nervioso, es la comprensión de esta interrelación lo único puede curar tanto a la humanidad como al individuo. Medicina y enfermedad se entrelazan. Todo, funciona como una gran red de conexiones. Si que creo poder expresar desde el arte una exigente fidelidad a la experiencia vital. Pero acaso hay algo que no sea Naturaleza?

Observando obras como “Monte Flora” o “El Mantra de Messner” donde no utilizas pintura física, sino que utilizas el humo como pigmento para dibujar la superficie. Me preguntaba si esto ¿tiene algo que ver, o es una metáfora de lo que hablamos antes, del no apegarse a lo material, de transitar lo leve?

La única materia de estos dibujos son el humo y su rastro de hollín. Es una buena descripción esa de transitar lo leve, sin embargo a pesar de ese desapego al material para hacerlos cientos de velas gotean sobre mí tapizando el pantalón, la chaqueta, el guante, el sombrero, el suelo, la mesa… objetos que más tarde toman entidad propia densa, espesa, (así que al final inevitablemente la material me atrapa) todo lo contrario de los dibujos tan ligeros que produce más parecidos a un sumie japonés con la tinta y el agua, que a la catarsis de la que surgen. El resultado son paisajes dinámicos donde fondo y forma se convierten uno en fuente del otro.

Acostumbro a jugar en el límite, en este límite el fuego a pesar de su naturaleza con tendencia destructiva se vuelve creador, pero este momento requiere atención plena, basta una décima de segundo para que todo se encienda en llamas y se esfume; paradójicamente el efecto del agua en el sumie, aquí lo produce el fuego, el humo es tan penetrante que dibuja solo, entrando por todos los recovecos posibles. Por suerte ese olor de lo que ha estado a punto de quemarse pero no ha llegado a hacerlo se va desvaneciendo, mientras que el hollín sutilmente se queda adherido, acariciando el papel o el terciopelo. 

Ahora mismo podemos ver tu trabajo en la exposición programada por la Galería ASTARTÉ de Madrid , hasta el 4 de junio, “El mar tampoco duerme” comisariada por Miguel Fernández-Cid y que forma parte del programa "a3bandas" hablemos un poco de esta muestra. ¿Cuál es la idea global que quieres que se lleve el espectador?

Creo que la exposición está viva, y yo no sé donde está el límite de lo real y lo imaginario, las formas devienen en ese continuo viaje del uno a lo otro. Quizás el espectador pueda darse cuenta de que el mundo real, el que vemos, en el que vivimos, el que sentimos, es la excusa para crear otras realidades y adentrarnos en el deslumbrante mundo de lo invisible. Que la imaginación es capaz de crear la realidad. La mente creativa, que no es exclusiva del artista, debe poner la razón al servicio de la imaginación y no al contrario.

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Quién visite la exposición “El mar tampoco duerme” quedará impresionado por la pieza central que da título a la exposición. Una pequeña pecera que alberga la “pulsión” del océano. Un océano en constante movimiento, que nos recuerda al devenir de Heráclito. ¿Cuéntanos sobre esta pieza? ¿Cómo surgió y cual ha sido el proceso para realizarla? La verdad es que el resultado final es impresionante, de verdad te felicito.

 

Lo titulé "Tampoco el mar duerme" lo que sugiere que algo o alguien también permanece despierto eternamente. Aquí hablo de nuevo de esa pulsión de vida constante, de un movimiento perpetuo, de que sí que hay expansión sin fin... aun en la aparente quietud y en el silencio. La inmensidad del mar, las desatadas fuerzas del averno, metáfora o trasunto de las emociones, contenida en una pequeña pecera. Tremenda tempestad domesticada en un pequeño recipiente. Durante el invierno pasado hubo muchas ciclogénesis en el Atlántico, los metereólogos las llamaban ciclogénesis explosivas, yo soy de Ferrol, ciudad situada en la esquina de la Península, todos los temporales y las borrascas entran por ahí.

La imagen de este océano es para mi la representación de lo  poderoso, lo inabarcable e indomable, no se como explicar cuanto me atraen las cosas tan extremas y desafiantes. También viví la intensidad de ese mar durante mi estancia en la Antártida, allí también fui testigo de ese mundo de las aguas profundas. Hay para mi un inevitable proyección al encontrarme con la naturaleza en estado puro, salvaje, romántica, temperamental, inaccesible a veces incluso a sí misma, sin medida y en ocasiones cruel y desorbitada, todo esto para lo bueno y para lo malo y dentro del más puro estilo romántico. Es una satisfacción cuando uno se encuentra con su verdadera naturaleza que juzga a veces tan injustamente y se atreve a reconocer que en el fondo no hay nada inaceptable. Aunque aparentemente sencillo, conceptualmente el desarrollo ha sido muy complejo y a parte de la tecnología 3D Real Flow técnicamente el montaje requiere un delicado juego de proyector, pantalla y espejo. La pecera está en una mesa y la proyección llega desde el interior de la mesa. Hay algo de bola de cristal y de tesoro al alcance de la mano.

Hay otra pieza en la exposición actual de la galería ASTARTÉ de la que me gustaría que me hablaras. “Jardín volador”, compuesta por 40 plantas de “Tillandsia Aeranthos”. ¿Por qué esta pieza? y ¿Qué secretos encierra esta planta?

 

Como ya he dicho antes mi proceso creativo no es independiente de mi vida. No se hacerlo de otra manera. Me sumerjo hasta el fondo en los proyectos que emprendo, y lo que se traduce en  experiencia artística es experiencia vital. Como dice Kavafis en su viaje a Ítaca, “el camino te hará sabio” y no hay nada que suceda que no forme parte del camino. Lo que importa no es el qué si no el cómo.


Cuando emprendí el proyecto de hacer el primer jardín volador la planta del aire apareció como un milagro que representaba esa vida flotante y esa conexión de los opuestos que tanto me gusta plantear, en ella las raíces que suelen estar ocultas en la tierra, están en el aire, no necesitan tierra para sobrevivir, se alimentan del polvo y la humedad del ambiente y pueden sobrevivir en circunstancias muy adversas. Al empezar a estudiar sobre esta planta “Tillandsia” descubrí que hay cientos de variedades diferentes con sus flores específicas, algunas pueden sobrevivir en condiciones extremas y esperar a que llegue la gota de agua, protegiéndose del exceso de luz o extrema sequía con un color grisáceo que reverdece en cuanto encuentra la humedad. Fue un gran descubrimiento para mi, ella era la gran superviviente! Esto me abría una gran vía de investigación Así que me dedique al trabajo de campo de buscar esta planta ya que no se comercializa, explicándole a la gente mi intención e informándoles acerca de ella. Preparé un lugar apropiado en el jardín de mi casa, aprendí a cuidarla para que estuviera hermosa y floreciera en primavera, allí las multiplico y voy formando las bolas. Son para mi un material de trabajo muy preciado como lo serían los oleos para un pintor pero además está vivo y eso me hace sentir  responsable de su bienestar. Por otro lado fue la generosidad de la gente de los pueblos que donaron las primeras 200 plantas los que hicieron posible este proceso y estas obras que yo mantengo vivas lo cual extiende la experiencia artística mucho más allá de mi.

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Para ir terminando, vemos que haces referencia a el lema “lo de arriba es lo de abajo” y “lo de abajo el lo de arriba”,  me pregunto si en todo esto, podría existir una búsqueda de transmutación personal alquímica. ¿Podría ser? Al final todos buscamos un poco eso.

Los años y las experiencias vividas me han enseñado a tener más confianza en mi misma, a ir eligiendo un camino de entre todos los posibles. Poco a poco he ido simplificando las imágenes, con pocas, cada vez menos concesiones al adorno y sobre todo tratando de no querer decir demasiadas cosas a la vez. Depurando el estilo del gesto, dejando lugar al silencio, sacando a la luz lo que está oculto y conectando lo que está abajo las raíces los huesos la tierra el oscuro inframundo con lo que está arriba, la luz, el oro, el vuelo el aire, sólo cuando se juntan estos surge el conocimiento, la gnosis. Sí, mi trabajo me ha ayudado a crecer, cada vez más me siento como una alquimista de las emociones. A veces un simple gesto me sitúa delante de un abismo!

Leíamos en nota de prensa que llevas 10 años sin venir a Madrid con tu trabajo, y yo no se como hemos podido estar tanto tiempo sin ver tu trabajo en directo. De verdad que nos alegramos que vuelvas a venir a nuestra ciudad, …tu ciudad y que sigas cosechando muchos éxitos. Muchas gracias Pamen.

Gracias por tu interés Eduardo,  me ha gustado contestar a tus preguntas. Me alegra que el viento soplara otra vez hacia Madrid.

 

 

Entrevista: Eduardo Álvarez