ENTREVISTA VERONICA VICENTE

ENTREVISTA VERONICA VICENTE

Nace en 1988 en Tomiño, Pontevedra. Es licenciada en Bellas Artes por la Universidad de Vigo. Ha realizado el Máster en Arte, Museología y Crítica Contemporáneas en la Universidad de Santiago de Compostela y el Máster Internacional de Fotografía en EFTI, Madrid. Su trabajo reflexiona acerca de la identidad del individuo y la capacidad que tiene éste, de adaptarse a una sociedad limitada por todo tipo de patrones. Utilizando indistintamente la performance como la fotografía, Verónica Vicente, traslada la reflexión sobre la “identidad” del ámbito privado al público, tomándolo como parte de la misma cosa. Su investigación artística, se centra en observar la capacidad socializadora que tiene el hombre, y alentar sobre los peligros de perder la verdadera identidad en el transcurso de esos procesos.

Verónica ha recibido el primer premio en el I Concurso Internacional de Fotografía de Escultura “Un Museo Imaginario de la Escultura” del Museo Nacional de Escultura y el premio “Novos Valores 2011”, en la modalidad de fotografía, de la Diputación de Pontevedra.
    
Su obra ha formado parte de exposiciones colectivas en el Auditorio de Galicia de Santiago de Compostela, en el Pazo de la Cultura y en el Sexto Edifico del Museo de Pontevedra, en el CENIMA de Foz, Lugo, en el Centro Cultural Marcos Valcárcel de Ourense, en el Espacio OFF de EFTI y en el Círculo de Bellas Artes de Madrid, en Arts Santa Mónica de Barcelona, en el Musée des Beaux-Arts de Angers, Francia, en el Museo San Juan de Dios de Camagüey, Cuba... entre otras. También ha formado parte de ferias y bienales como la IX Feria de Arte Contemporáneo de Arévalo, en Ávila, en la XI Bienal Pintor Laxeiro de Lalín, Pontevedra, o en la 17 Bienal de Cerveria, Vila Nova de Cerveira, Portugal.

¿Qué temas sueles abordar con tu obra? ¿Hacia dónde está evolucionando tu trabajo?

Trato de pensar el mundo que me rodea. Reflexiono sobre la conducta del ser humano en la sociedad contemporánea, me intereso por sus hábitos, su rutina, sus acciones, sus gestos... su comportamiento en el espacio que habita. Para hablar así sobre la construcción o progresiva pérdida de identidad que sufre con el desgaste rutinario. Y siempre tomando como punto inicial la posición de mi propio ser contemporáneo, en busca de los límites que me determinan y definen con respecto a los otros y el espacio que me rodea.  

Mi trabajo evoluciona al mismo ritmo y en la misma dirección que lo voy haciendo yo. En un principio apenas me dejaba representar o simplemente me sugería en aquello que hacía pero cada vez parece que me voy desvelando y mostrando más explícitamente al espectador, siento que hay mucha más sinceridad. Supongo que es señal de que algo está cambiando y evolucionando.

¿Qué es para ti la identidad?

La identidad es la “autodefinición” en relación con la identidad social a la que se pertenece. Es la libertad de mostrarse tal y como somos, sin máscaras, prejuicios, tabúes o ataduras... es la esencia de nosotros mismos; lo que nos define y nos da significado con respecto a los otros y, al mismo tiempo, lo que nos iguala dentro de la misma identidad colectiva.

En “Una estrategia de la apariencia” ¿qué quieres poner de manifiesto?

La invisibilidad del ciudadano con carácter individual en la sociedad cosmopolita, atrapado en el tránsito, en el ir y venir y sin consciencia de sí mismo. Se trata de un gesto pequeño y diría que casi simbólico el que yo realizo pero que pretende contribuir a hacer consciencia y reflexionar sobre el mundo que vivimos y la manera en que lo hacemos.

 

© Verónica Vicente

¿Crees que “sociedad de masas” e “identidad” son términos complicados de compaginar? ¿Dónde reside la esperanza?

En la sociedad en la que vivimos sí, pienso que es complicado. Llevamos un ritmo de vida que no nos deja pensar(nos), actuamos por automatismos y estamos obligados a cumplir con todos los deberes sin tempo a ocuparnos de los derechos. Trabajamos más para otros que para nosotros mismos.

Reside en cada uno de nosotros mismos porque la identidad se construye de forma individual aunque intervengan muchos otros factores. Pero es cierto que tan sólo nuestra voluntad no es suficiente, es necesario la ayuda de la buena política y la educación. Es necesario que se eduque a creer más en nosotros mismos, con todos y cada uno de los defectos y virtudes. Y es necesario que se practique la política que valore a todos por igual, dé esperanzas de futuro, imponga realmente la libertad de expresión y gestione el sistema de abajo hacia arriba, y no al contrario. En definitiva, que se pongan todos los medios necesarios y al alcance para crecer y avanzar queriéndonos tal y como somos.

¿Qué lectura te gustaría que sacara el público de tu trabajo?

En realidad no espero que se haga una lectura determinada o concreta sino que sea un motivo para la reflexión o el debate sobre lo que nos afecta como ciudadanos y poner así en cuestión lo establecido.

¿Cómo definirías tu obra?

La definiría como “exenta de límites”. Es decir, trabajo sobre esa ambigua e intangible línea que separa presencia y ausencia, ser y no ser, interior y exterior... la frontera entre yo y los otros o el resto del mundo. Además, formalmente, me gusta conexionar disciplinas: por ejemplo, la fotografía o el vídeo con el dibujo o con ciertas características escultóricas en donde no queda del todo claro cual es la más importante, sino que se retroalimentan. Los propios proyectos me exigen hacerlo y pienso que esas barreras ya no existen, todo está en relación. Del mismo modo que en la formación de la identidad intervienen todo lo que está a nuestro alrededor y que absorbemos según nuestros propios intereses con mayor o menor intensidad pero que acaban conformando nuestro carácter.

© Verónica Vicente

¿Qué autores han influido en tu trabajo?

En general son muchos y de diversas procedencias pero por ejemplo en “Una estrategia de la apariencia” he tenido como claro referente al artista austríaco Erwin Wurm. También tengo siempre muy presente a Sophie Calle por hacer del arte algo tan cotidiano como su propia vida, las excentricidades de Lars Von Trier en su particular cine, las historias entrelazadas de Paul Auster... entre muchos otros. Realmente son muchos y muy diferentes.

¿Qué dificultades se encuentra un joven artista que comienza su carrera?

Se encuentra con muchas trabas pero quizás uno de los mayores obstáculos sea la falta de financiación. Las profesiones creativas son carreras de fondo en las que hay que invertir mucho tiempo y dedicación, pero para eso es necesario que se impulse y se incentive ese potencial desde sus inicios, sin tener que poner limitaciones a la creación por falta de recursos económicos. Y a parte de eso, falta también apoyo y una mayor confianza en el arte más joven por parte de las instituciones o espacio más consolidados.

¿Qué valoras más de tu período formativo?

Valoro muchas cosas pero fundamentalmente el haber tenido la oportunidad de vivir en diferentes ciudades, y muy especialmente en Francia porque ha sido mucho más intenso a todos los niveles y ha supuesto un punto de inflexión en mi carrera artística. Adaptarse al ritmo de cada lugar, empezar desde cero o tener la sensación de estar perdida me ha obligado a sacar lo mejor de mí y a reinventarme evitando la estricta rutina y ver así las cosas desde otro punto de vista.

También ha sido muy importante el tener contacto con otros artistas pertenecientes a cualquier área de la creación. Estar presente en el desarrollo de los proyectos de otros creadores, con sus aciertos y equivocaciones, ha sido para mí una de las mayores formas de aprender.

¿Cuál es tu próximo proyecto o en que estás trabajando?

Actualmente estoy trabajando en varios. Uno de ellos es una continuación de “Una estrategia de la apariencia” pero no trato en esta ocasión de buscar la invisibilidad sino todo lo contrario. Se desarrolla en espacios interiores y es una reflexión sobre la estetización del cuerpo en la actualidad y la progresiva pérdida de identidad en la búsqueda de la perfección del cuerpo. Tiene un carácter escultórico especialmente relevante.

También trabajo en “De repente, el otro”. Surge a partir de fotografías encontradas en la calle y habla sobre la construcción de la identidad y la necesidad de los otros para componerla. Formalmente este proyecto ha derivado en otro que lleva por título “Yo, Verónica Vicente” que parte de mi propio nombre y en el que participarán chicas que también se llaman así. Sorprendentemente comparto nombre con bastantes chicas y es algo que me inquieta.

Tu trabajo fue seleccionado por nuestra publicación en la convocatoria Process Room en Marzo de 2013. ¿Qué ha significado para ti ser seleccionada por Madridartprocess?

Ha supuesto un voto de confianza en mí y en mi trabajo para el que Madridartprocess ha puesto todos sus medios en su difusión. Además de tener ahora la oportunidad de participar en el proyecto que presenta para la tercera edición de Room Art Fair. Sin duda un gran apoyo.

¿Cómo se presenta ROOM ART FAIR?

Se presenta con mucha ganas e ilusión, con las pilas cargadas para vivir la experiencia y exprimirla al máximo.

 

 

Entrevista: Eduardo Álvarez