RETROSPECTIVA DE BILL VIOLA

El Museo Guggenheim de Bilbao acoge hasta el 9 de noviembre la mayor exposición retrospectiva en nuestro país del artista neoyorkino Bill Viola. La exposición titulada “Bill Viola: retrospectiva” ofrece al espectador la posibilidad de establecer un recorrido cronológico por la obra del artista que comienza con sus tempranas cintas monocanales, entre las que se incluyen obras tan representativas como “El estanque reflejante” (1977–79), hasta sus ultimas obras que abordan la experiencia fundamental de la vida a través de diversos medios y soportes.

Bill Viola con 40 años de trayectoria, es considerado uno de los artistas actuales más destacados internacionalmente por su aportaciones e investigaciones a la disciplina artística del videoarte, siendo un pionero en la utilización de la pantalla plana de alta definición, que le permitían que el video tomará una dimensión mucho más real. En su serie “Pasiones” (2001), piezas de pequeño y mediano formato,  elabora un estudio a cámara lenta de las emociones, el paso del tiempo o la sucesión de las generaciones, como en la obra “La habitación de Catalina y Cuatro manos”.

Fue en la década de los 80 cuando Viola comienza con sus experimentaciones, utilizando la cámara para captura el deslumbrante paisaje del desierto mediante teleobjetivos que permiten grabar espejismos y revelar así imágenes que normalmente escapan a nuestra percepción: obras como Chott el-Djerid (Un retrato de luz y calor). Pronto el artista empieza a incorporar en su trabajos elementos físicos (algo que estará presente durante los años noventa); sus estudios sobre la percepción y temas espirituales se plasman en objetos escultóricos, como se aprecia en los despojados monitores de “Cielo y Tierra” (1992) y en obras de grandes dimensiones, como “Una historia que gira lentamente” (1992), con su colosal pantalla giratoria. Viola ha continuado investigando sobre la experiencia de la vida, buen ejemplo de ello son obras como “Los inocentes” (2007), “Tres mujeres” (2008) y “Los soñadores” (2013)— donde el agua y el ciclo de la vida toman todo el protagonismo. Bill Viola es uno de esos artistas que han hecho evolucionar su obra al paso de la evolución de sus herramientas, un modo innovador y siempre sorprendente de acercarse a cuestiones como el nacimiento, la muerte, la transformación, el renacimiento o la transfiguración.

Redacción | Madrid | 15 de septiembre 2017

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