La obra de la fotógrafa estadounidense Sally Mann nos ha acompañado a lo largo de más de 4 décadas, inundando nuestras retinas con un trabajo coherente, con reminiscencias del pasado y con la compleja tarea de abordar el presente. Sus fotografías han retratado de un modo único y peculiar la arquitectura, el paisaje y la naturaleza muerta, incluso momentos ordinarios de su vida cotidiana. Como en su serie “Immediate Family” (1992), donde acciones cotidianas con sus hijos como jugar, dormir o comer, se convierten en momentos velados por una atmósfera misteriosa, que parecen pertenecer a un tiempo o un espacio desconocido.
No podemos olvidar que además de su calidad técnica, respetando siempre la tradición fotográfica, en su trabajo encontramos referencias a temas como la sexualidad o la muerte. Cuestiones históricamente provocativas sobre historia, la identidad, la raza o la religión, cuestiones que reverberan a través de cualquier frontera y nación. Mann, nace al sur de los EEUU, Virginia, y utiliza su profundo amor por su tierra natal y su conocimiento de su herencia, históricamente cargada, para formular preguntas fundamentales. Esta parte crítica e inconformista que reside en su obra, la llevaron a tener problemas con determinadas comunidades cristianas de su localidad. La controversia que genera su obra, no ha podido nunca superar el poder de influencia que ha tenido su trabajo en el desarrollo de la fotografia del siglo XX y XXI.
Mann es una de esas fotógrafas que indaga en sus raíces para desarrollar una percepción completa y compleja de la realidad en la que habita. Trás fotografiar el sur de Estados Unidos durante muchos años, realiza las series “Deep South” (Bullfinch Press, 2005) y “Mother Land” con la que profundiza en la historia y memoria del sur de EEUU. También realiza “What Remains” (Bullfinch Press, 2003), un estudio profundo sobre la mortalidad, que abarca desde imágenes del cuerpo en descomposición de su amado galgo, hasta el sitio donde un fugitivo armado se suicidó en su propiedad de Shenandoah. En lo que se refiere a la técnica, Sally Mann ha experimentado con la fotografía en color, pero siempre se ha mantenido fiel a tecnología antigua de la fotografía. Ha utilizado durante mucho tiempo una cámara de fuelle de 8x10, y ha explorado los procesos de impresión de platino y bromoil. A mediados de la década de 1990, comenzó a usar el proceso de colodión húmedo para producir imágenes que casi parecen híbridos de fotografía, pintura y escultura.
Ahora y después de más de cuatro décadas de trabajo, la fotógrafa americana presenta “A Thousand Crossings”. Un trabajo que se puede ver en la National Gallery of Art de Washington y que ofrece al espectador un completo recorrido por los más de 40 años de trabajo de Sally Mann. A través de más de un centenar de fotografías, muchas de ellas nunca expuestas, Mann aborda cuestiones existenciales como: la memoria, el deseo, la muerte, los lazos de la familia o la indiferencia de la naturaleza hacia el esfuerzo humano.
FECHA: 4 Marzo – 28 Mayo, 2018 , National Gallery of Art, Washington
Eduardo Álvarez | Madrid | 4 de Abril 2018