ANA MENDIETA IDENTIDAD Y TRANSCENDENCIA

El trabajo de la artista Ana Mendieta sigue estando de plena actualidad en el siglo XXI, considerada como una de las artistas más polifacéticas del arte del siglo XX, su trabajo ha estado presente en los últimos años en ciudades como Londres, Berlín, Praga y ahora Paris. El reconocimiento hacia el trabajo de esta artista cubana, que vivió y trabajó hasta 1985 en Nueva York, no es solo por su gran aportación en cuanto a nuevos lenguajes y capacidad artística de inmensa valía, sino también, por la capacidad que tuvo para influir de forma contundente en las generaciones de artistas posteriores.

© Anan Mendieta - "Siluetas"

Figura clave del movimiento artístico Performance, Ana Mendieta fue pionera en utilizar su cuerpo como medio para representar sentimientos como la ausencia o lo etéreo. Podríamos afirmar que la obra de Ana Mendieta tiene en su ADN el sentimiento del desplazado, ya que en 1960, tuvo que dejar muy joven a su familia en Cuba e irse a vivir a los Estados Unidos. Es debido a este pronto desarraigo, que en muchos de sus trabajos, desde una perspectiva que roza casi lo espiritual, Ana Mendieta sienta una profunda desconexión con conceptos como maternidad, lugar, identidad, pertenencia u hogar.

© Ana Mendieta - "Fail hair transplant"

Irremediablemente esta carga emocional, la llevaría a desarrollar un trabajo vinculado con la tierra y con un concepto de humanidad, que encuentra en la naturaleza el amparo ante los vacíos producidos por la ausencia de raíces. Este retorno a la tierra se convierte en un retorno metafórico hacia la madre y en un homenaje ritual a la diosa de la tierra femenina. Así en muchas de sus obras vemos como introduce materiales orgánicos como sangre, plumas, rocas o fuego, reflejando así su pasión por el ritual religioso.

Su obra puede ser razonada como una especie de ritual orquestado para articular los ciclos perpetuos de la vida, la muerte, la feminidad, el renacimiento o la renovación. Esta parte de su obra titulada “Siluetas” está vinculado al land art, un movimiento que utiliza el entorno natural como escenario sin límites donde desarrollar las obras de arte. A Mendieta también le interesa reflexionar sobre la diferencia, ya fuese de género, raza o geográfico, remarcando así nuestra impasibilidad ante los prejuicios y la violencia. Por eso su trabajo también estuvo vinculado con el movimiento de arte feminista, indagando sobre la identidad de género a través de las diferentes partes del cuerpo, que vinculaba a lo femenino o a lo masculino.

© Ana Mendieta

Para Ana Mendieta, el arte se convirtió casi en una terapia para soportar los desdenes de la vida, un diálogo continuo entre cuerpo, vida y paisaje, que a través de los ciclos naturales, reclama a voces las conexiones espirituales que existen entre lo etéreo y lo físico, entre lo terrenal y lo espiritual. No me gustaría acabar este artículo sin recordar y hacer mención a las extrañas circunstancias que rodearon la muerte de la artista. Ana Mendieta muere un 8 de septiembre de 1985, tras caer desde la ventana de su apartamento en Nueva York. Por aquel entonces la artista vivía con su marido, el escultor Carl Andre, quien declaró que tras una fuerte discusión Ana se precipito por la ventana, Carl André tuvo que ir a juicio y finalmente quedo absuelto, causando en la opinión pública y en el movimiento feminista un rechazo a la sentencia que dura hasta el día de hoy.

Eduardo Álvarez | Madrid | 26 de Septiembre 2018

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