EL ARTE COMO EMOCIÓN EN TANIA BRUGUERA

La artista cubana Tania Bruguera llega a la Tate Modern de Londres con su “arte útil”, dispuesta a que el público se convierta en usuario activo y empatice a través de su experiencia personal, con sentimientos como la tristeza, la soledad, el desamparo o el abandono. Esta nueva serie de obras que presenta la artista cubana en la galería londinense, reflexionan sobre los movimientos migratorios masivos de los últimos años y las muertes de cientos de personas como consecuencia de estos desplazamientos forzosos.

Tania Bruguera nace en La Habana, Cuba en 1968, y a lo largo de estas tres décadas de carrera se ha preocupado por denunciar y abordar a través del arte, cuestiones como el abuso de poder, el control al que se somete al individuo en determinados contextos políticos (como la inmigración), o los acontecimientos socio-políticos que han sucedido a lo largo de la historia en su tierra natal Cuba.

Tania Bruguera -  ““10,145,261””  Fotos: © Benedict Johnson

Bajo el título “10,145,261”, epígrafe que será estampado en la muñeca de cada uno de los visitantes, la artista hace referencia a una serie numérica que en aumentio, estableciendo así la analogía con la reciente escala de la migración masiva y los riesgos de muerte involucrados. Con este nuevo trabajo Tania Burguera va más allá de la pura instalación y la performance, utilizando nuevas herramientas tecnológicas que permiten al público tener una experiencia inmersiva a través de su obra. En una de las salas el visitante se encontrará con un espacio lleno de un vapor especial “la sala de llanto” diseñado para crear en las personas una reacción física que provoca que la gente llore. En esta nueva obra que Tania Buguera llama “empatía forzada” busca que las personas que se acerquen a este espacio, se contagien de las emociones del otro y puedan empatizar con los problemas reales de la sociedad contemporánea.

Tania Bruguera -  ““10,145,261””  Fotos: © Benedict Johnson

Otra de las obras que presenta en la Tate, ha sido instalada en la sala de turbinas, donde un suelo de azulejos negros que reacciona al calor del cuerpo del visitante nos va descubriendo el retrato oculto de Yousef, uno de los miles de jóvenes que escapó de Siria para buscar una vida mejor en Londres. Mientras tanto, un sonido de baja frecuencia llena el espacio con una energía perturbadora. El título de esta obra cambiaría constantemente, en representación de cada uno de los migrantes que abandonan un país en busca de un nuevo futuro.

Bruguera ha contado para esta instalación con un grupo de personas que viven cerca de la galería, y que la ayudaron a elegir la imagen del refugiado que aparecerá en el suelo si se genera suficiente calor. Este grupo de 21 personas vecinos del entorno de la Tate Modern, han sido convocados para explorar junto a ellos cómo un museo puede aprender y adaptarse mejor a las personas que lo rodean y lo visitan día a día.

Eduardo Álvarez | Madrid | 13 de Noviembre 2018

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