Sumidos en la era digital y siendo conscientes del control al que somos sometidos a través de nuestros datos personales, el Big Data se ha convertido en uno de los factores básicos para comprender la cultura del siglo XXI. Cuestiones como quién lo controla, donde se guarda, para que sirve y por supuesto su seguridad, son temas que nos preocupan ante una posible violación de nuestra esfera más íntima. Entre datos personales, mails, imágenes, contenido multimedia y los diferentes sistemas para controlar nuestros hábitos, el Big Data es ya hoy, un infinito caudal de información capaz de recopilar nuestros movimientos y nuestras formas de vida.
Es precisamente esta fuente de datos la que se ha convertido en una valiosa herramienta para la creación contemporánea, una herramienta que ofrece una lectura positiva y que nace para fomentar el trabajo colectivo dando como resultado redes colaborativas que llegan a un resultado en común. Una fuente de inspiración, no solo en su concepto, si no en su proceso aprovechando la transversalidad de trabajar en red para llegar a resultados comunes a través de la cooperación. En este sentido el artista americano Aaron Koblin lleva desde 2006 una de las investigaciones más interesantes en este terreno, para conseguir a través de medios digitales sistematizar datos masivos y transferirlos a unidades más personales. Demostrando así que la tecnología contemporánea puede hacernos cada vez más humanos.
Aaron Koblin © “Ámsterdam SMS”
Especializado en tecnologías de datos, Aaron Koblin toma datos de la realidad y los utiliza para reflexionar sobre las tendencias culturales y la relación cambiante entre los seres humanos y la tecnología. Desde una perspectiva colaborativa y de creación colectiva, las propuestas de Koblin además de buscar el sentido estético a esa fuente de datos que interactúa diariamente con nosotros, busca la forma de generar una macro respuesta global que de alguna manera humanice esos datos. Así Aaron Koblin parte de grandes cantidades de datos junto a la colaboración de grandes grupos de personas para convertir los datos en obras colectivas, dando lugar así a un nuevo concepto de creación.
Buscando establecer relaciones más íntimas entre el hombre y los datos, y apostando por la capacidad de compartir y construir de forma colectiva, Koblin ha desarrollado en los últimos años diversos proyectos donde el usuario deja de ser un mero espectador, para convertirse en agente activo que con su aportación dota de sentido a un conjunto de hechos.
Aaron Koblin © “Johnny Cash Project”
Entre sus diferentes investigaciones nos gustaría destacar su proyecto “Fligt Patterns”, un trabajo que toma los datos de entradas y salidas del tráfico aéreo de los EEUU durante 24 horas, para transformarlo en una imagen dinámica donde los diferentes colores y formas nos hablan de horarios, travesías y latitudes. Un modo de transformar la masificación de datos y nuestros hábitos, en un complejo mapa que nos ofrece una perspectiva global de nuestros movimientos. O su proyecto “Ámsterdam SMS” un proyecto para Sensible City Lab, que recoge a través de una gráfica en vivo cuál es el flujo o caudal de envíos de SMS en la ciudad Holandesa.
En otro de sus proyectos Aaron Koblin ha trabajado con la banda canadiense Arcade Fire para realizar el video interactivo “Just a Reflector”. Un video musical en línea que fue premiado por un Emmy en 2014 y que permite a los espectadores incorporar imágenes de su barrio utilizando Google Street View. En esta línea también ha trabajado con Radiohead y en reciente proyecto titulado “Johnny Cash Project”. Un proyecto colectivo y de cooperación en forma de video musical animado el que cada fotograma es dibujado por diferentes personas, demostrando una vez más cómo la cooperación y la tecnología moderna puede hacernos cada vez más humanos.
Eduardo Álvarez | Madrid | 27 de Marzo 2019
